21 de junio de 2013. Artículo de Ricardo González en elinversorinquieto.es

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¿Pierde brillo la inversión en oro?

Es el eterno activo refugio pero parece que su ciclo alcista podría llegar a su fin. El oro está en el punto de mira de muchos inversores y según los expertos consultados por El Inversor Inquieto a día de hoy está inmerso en una tendencia bajista al menos de corto plazo, hay quien sigue apostando por tener en cartera este activo porque aunque esté viviendo un recorte, tiene potencial al alza en el largo plazo.

Por ciclos

Deshojar la margarita, oro sí u oro no… El reinado del material precioso por excelencia parece que ha tocado a su fin.  El oro recorta su precio en el mercado mientras la primera economía del mundo da visos de cierta estabilidad y de ver la luz al final del túnel. Ricardo González Director General de esBolsa explica que el contexto de crisis “es muy diferente en España que en otros países. Ya hay mercados que están mostrando síntomas de recuperación, tenemos en máximos a la bolsa americana y también al Dax germano. No hay que olvidar que el oro es un activo refugio contra la incertidumbre, no contra la crisis en sí misma, y según parece esa incertidumbre está evaporándose para algunos países”. El experto apunta que “no soy especialmente pesimista con el oro pero avanza por ciclos y ahora está inmerso en una etapa bajista, yo creo que la fiesta del oro ha terminado. Desde 2001 hasta 2007 nadie hablaba del oro y subió un 150% casi, después se puso de moda y ha subido hasta el segundo semestre de 2011 casi el mismo porcentaje, ahí hizo techo comenzó una etapa bajista”. El experto lo tiene claro, y que el oro está perdiendo brillo parece un hecho incuestionable, al menos en el corto plazo.

En lo que llevamos de año el precio máximo que ha marcado es de 1.694 dólares la onza, y en estos días cotiza en el entorno de los 1.365 dólares, su máximo precio lo alcanzó en septiembre de 2011 cuando tocó los 1.923 dólares por onza. Aun así, en opinión de Marion Müller,  fundadora de oroyfinanzas.com “para definir la subida continuada del oro, durante los últimos siete años como una burbuja, se tendría que cumplir como mínimo con un requisito indispensable: haber alcanzado máximos en su cotización. Y, el oro no ha alcanzado ni mucho menos sus máximos históricos como sucedió, por ejemplo, con el petróleo en el 2008”. En opinión de esta experta, “para que el precio del oro alcanzara sus máximos históricos, ajustados a la inflación, el metal debería cotizar por encima de los 2.200 dólares la onza. Los 850 dólares nominales que alcanzó la cotización del oro en 1980, nos daría un precio actual de 2.200 dólares, ajustado a la inflación. Y, el precio actual del oro está aún muy lejos de esta cifra”.

Pierde posiciones

Burbuja o no lo cierto es que el oro está corrigiendo su precio, en opinión de Ana Rafels, asesora de inversión en AREAFI, ahora no sería el momento idóneo para fijarse en este activo. “No somos demasiado positivos en el oro, no al menos en el corto plazo. Debería recuperar el nivel de los 1.500, 1.520 dólares la onza para plantearnos invertir una parte de nuestra cartera en oro. Si se va a los 1.300 dólares y los aguanta, ahí vemos un soporte importante que también nos podría llevar a fijarnos en este activo pero creemos que el riesgo que tiene ahora mismo es una continuidad bajista”.

Eduardo Bolinches, director de Bolsacash opina en la misma línea mirando al corto plazo, si bien mantiene que la tendencia de fondo a largo plazo sigue siendo alcista: “La tendencia primaria continúa intacta –explica el experto- a pesar de que la tendencia secundaria nos haya llevado desde el máximo histórico del 6 de septiembre de 2011 en los 1.923,70 dólares hasta la cotización actual. Esto implica que la tendencia secundaria lleva 21 meses de funcionamiento y me parece poco teniendo en cuenta que llevamos desde 1999 en un mercado alcista. La corrección actual le ha llevado a perder exactamente el 33% de las ganancias”. Eduardo Bolinches matiza que bajo estos parámetros, el oro tiene todavía un tramo bajista,  “tengo que reconocer la posibilidad de que la corrección haya terminado en los 1.321,50 dólares, que supone un retroceso del 50% del último movimiento alcista, pero lo dudo. Creo que el objetivo de los 1.087,50 dólares debe cumplirse y creo que ocurrirá en el segundo aniversario del máximo histórico. Los suelos y techos muy a menudo se producen en los ciclos de 90 días y 2 años. De hecho, si el oro pierde los 1.321,50 dólares, aunque sea por poco, será muy probable que veamos los 1.087,50 mucho antes del 6 de septiembre próximo”. 

Ricardo González explica que “desde que perdió los 1.580 dólares por onza hay que estar fuera del oro. Las materias primas lo están pasando mal aunque parece que el petróleo quiere despuntar. Existen cuatro grupos de materias primas, las energéticas, las agrícolas, las industriales y las preciosas y precisamente éste último grupo es el que peor se está comportando”. El experto pone de manifiesto que “desde 1970 hasta 1981 era mejor invertir en oro que en renta variable, después hasta 2001 fue más interesante la renta variable y desde entonces hasta 2013 ha sido más interesante el oro. Al final son ciclos y ahora toca un cambio de ciclo. Ha perdido soportes importantes y lo que antes era alcista, ahora es bajista. Nosotros no compramos activos bajistas porque aunque pueden tener sus vaivenes, no queremos llevarnos disgustos. Si un valor está en tendencia bajista lo más normal es que siga bajando. Ni hablar de metales preciosos ahora mismo”. 

¿Inversión necesaria?

Hay expertos que apuntan a la necesidad de estar invertidos en oro ante la devaluación que va a sufrir el papel moneda.  Su visión es la más catastrofista de cara a esta crisis y plantean la necesidad de vivir una catarsis real que traiga consigo un cambio de modelo, incluso. Plantean que ahora mismo hay un exceso de liquidez global propiciado por los Bancos Centrales que han dado a la máquina de billetes sin nada que avale ese papel a excepción de la confianza. Apuntan a que el oro es desde el comienzo de la historia una moneda de cambio real, no ficticia en ningún caso y avalada por sí misma. Frente al papel dinero, no se puede crear de la nada y por lo tanto no se puede devaluar como lo hace el dinero. Los más pesimistas auguran una crisis que terminará por explotar y en la que lo más seguro sería tener los ahorros en algo tangible… No se trata de ser alarmistas en ningún caso, lo recomendable es analizar su perfil de riesgo y en base a él, tener el asesoramiento de un experto que nos ayude a rentabilizar nuestras inversiones.

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